LA INVASIÓN BÁRBARA

Hace unas semanas despertábamos con la triste noticia de la situación de concurso voluntario de acreedores de ARAMIS, una de las casas de moda de lujo más reputadas de Barcelona. Noticias como éstas sacuden no sólo el corazón “emocional” de los barceloneses, sino también el corazón empresarial y comercial de la ciudad.

FOTO de los interiores de las tiendas Aramis Rambla Cataluña 103 y Diagonal 415

¿Qué está pasando?

Si atendemos al último informe anual de ACOTEX (Asociación Empresarial del Comercio Textil y Complementos), Cataluña está a la cabeza de España en cuota de facturación en el comercio textil con un 17% del total nacional, liderazgo debido en gran medida a los turistas. La Cámara de Comercio de Barcelona indica que en 2008, la compra media por turista fue de 495 € al año, frente al gasto por ciudadano/año de 531€, cifra por encima de la media nacional, pero a cierta distancia de los 628 € en gasto de ropa por persona que lideran los navarros.

Así que podemos concluir que en Barcelona no solo se vende moda, sino que se vende MUCHA moda. Entonces ¿cómo puede ser que un comercio con productos de calidad y buen gusto indiscutible, con una localización privilegiada y situado en una ciudad puntera en facturación en el sector, llegue a esta situación? ¿Quién vende tanto?

Que existe una maraña de las razones económicas, profundas y complejas, que nos han llevado hasta aquí no nos cabe duda, pero nos preguntamos si todo esto no es un síntoma más de la “mutación” en la especie “consumidores de moda”. Si habéis leído “Los Bárbaros” de Alessandro Baricco ya sabeis de qué hablamos. Si no lo habéis hecho todavía, apuntadlo en vuestra lista de “asuntos pendientes” porque vale la pena.

Portada del libro de ensayos "Los Bárbaros" de Alessandro Baricco

Algo tan pragmático como el consumo de moda no queda al margen de lo que se denomina la “invasión Bárbara”, que no es necesariamente mala, sino la llegada de una cultura diferente. Algo se mueve, a mucha velocidad, y no podemos quedarnos atrás.

Una pista: escuchaba el comentario de un comprador feliz con su mercancía, mientras esperaba la larga cola para pagar en el anualmente esperado OUTLET de Santaeulalia, (otro de los TOP TEN de la ciudad): “parece que estemos en ZARA”… ¡Vaya! Así que en medio del desierto de la crisis tenemos “superventas” que, dato curioso, nos han acostumbrado a comprar ropa con un modelo de “supermercado”, con sus colas y la sensación de producto de gran consumo. Y quede clara nuestra admiración por la aportación del “gran” Amancio Ortega o de D. Ramón Areces. Planteamos aquí una reflexión sobre nuestro comportamiento, eso es todo.

El nuevo consumidor de moda es un “surfista” de la moda: busca estar en lo más alto de la ola, y poder cambiar fácilmente de cresta para mantenerse arriba, sin quedar atrapado en las profundidades de una moda duradera, inmóvil. La calidad (esas prendas con cortes magistrales y puntadas artesanales) parece derrotada por la “espectacularidad”: resultar bien, fácil y rápidamente. Y cambiar rápido. Sobretodo si con ese cambio nos encontramos (o nos encuentran) mejor. Ya lo decíamos, comprar ropa es como ir al “super”: consumo y cambio. ¿Calidad? Sí, pero sin renunciar al ansia de experiencias veloces, y por supuesto, no a cualquier precio.

ILUSTRACIÓN de MARC ISAMAT para TrendsLab BCN : El nuevo consumidor de moda es un surfista de la moda

El consumidor está (estamos) mutando; las señales son inequívocas. ¿Hay que aceptar sin más este tsunami de consumo low profile ? ¿no hay nada que deba permanecer? ¿algo a lo que no debamos renunciar en este viaje?

Nuestra propuesta es ésta: El vestido cumple muchas funciones. Incluso la de terapia (¡quién no ha salido de compras para superar un bache emocional!). Pero, si hay una interesante, es su función de “lenguaje”, expresión de lo que somos, de nuestra identidad.

A nuestro surfista quizá le resulte tediosa esta idea, que le obliga a reducir su velocidad de crucero sobre las olas de las tendencias y pensar en quién es y cómo lo refleja a través de su atuendo. Y ahí, creadores y empresarios tienen mucho que decir sobre “el alma” de la moda… ¡esperemos que no se rindan!

En TrendsLab BCN estamos convencidos de la fuerza del individuo, de la importancia de captar lo que nos dice la calle, porque el vestido es un lenguaje, que habla antes que nuestras cuerdas vocales. Éstas tienen la última palabra, ¡pero no la primera! Seguro que nuestras imágenes tienen mucho que decirnos de cómo respira, vive y quiere ser nuestra ciudad y quienes la hacemos cada día.


Estemos atentos y… Keep trending!