Érase una vez... los clásicos reinventados

Nostalgia, es lo primero que ve viene a la cabeza al repasar la cartelera de estos últimos meses. Los cuentos clásicos y los cómics adquieren fuerza y se reinventan para públicos mas bien poco infantiles. Los niños ya no acogen la literatura clásica y somos los adultos los que mantenemos viva la literatura infantil “de toda la vida”: Blancanieves, Hansel y Gretel... 

Imagen de la nueva versión de "Hansel y Gretel, cazadores de Brujas" versión casi terrorífica del clásico.

Pero no nos engañemos, lejos de presentarnos alegres cuentos con finales felices y moralejas educativas donde el bien triunfa sobre el mal, donde lo bello es bueno y feo representa el mal, las nuevas versiones cinematográficas se enrolan en la parte atormentada y oscura de sus personajes. No basta con una mirada superficial del bien contra el mal. El cine se adentra en una análisis más “gótico”, oscuro, profundo y pone en tela de juicio a nuestros clásicos protagonistas.

La recuperación del cómic Batman en 2012 con El caballero oscuro: La leyenda renace, se adentró en el paso de los años del súper héroe tras esconderse al asumir la culpa de una muerte; cansado, con el cuerpo débil y la lucha interior de si volver o no a escena. Lejos quedaba el héroe impoluto. Y, aunque nada tiene que ver con la literatura infantil, incluso el último James Bond deja mucho que desear con el tradicional de smoking impecable, apuesto y elegante.

Este fue mi punto de inflexión, me llevó a pensar cómo estaban cambiando los planteamientos de nuestros clásicos. Ya años atrás Shrek nos presentaba cómo los buenos eran los feos y los finales no siempre eran los esperados, parecía insignificante, pero con el paso de los años hemos podido comprobar cómo marcaba una tendencia que al poco se convirtió en un realidad palpable. 

En la literatura infantil, 2012 nos a traído una sobredosis de Blancanieves en tres versiones distintas. Quizá la más fresca fue la de Mirror mirror, con una malvada Julia Roberts. Versión en clave de humor, con un despliegue de colorido. Pero de nuevo los roles tradicionales se confunden convirtiendo a Blancanieves en una especie de heroína “a lo Robin Hood”. 

Nuestra Blancanieves "española" de Pablo Berger nos conduce al sur de España en los 20 donde Maribel Verdú encarna a la madrastra. Narración en blanco y negro que acompaña a un tratamiento oscuro y siguiendo con la tendencia gótica de los últimos años que tanto está calando en todos los ámbitos artísticos. 

En la tercera de las versiones, Blancanieves y la leyenda del cazador, Charlize Theron encarna a la malvada madrastra. Y aquí es donde finalmente caemos en la cuenta de que el auténtico protagonista de todas estas versiones es el malvado. En todas ellas interpretados por bellas mujeres, que en otros tiempo se hubieran peleado por el papel de Blancanieves (la protagonista tradicional) sin embargo se enorgullecen y son alabadas por sus interpretaciones de malvadas. 

Y me pregunto si estas reinvenciones de la literatura clásica son una falta de ideas y creatividad o más bien un síntoma de que nuestra generación vive en un eterno síndrome Peter Pan como si nos autoalimentáramos de nuestros recuerdos infantiles y la necesidad de mantenerlos vivos. No lo sé, pero en cualquier caso estas reinterpretaciones son frutos de la cultura y estética de nuestros tiempos, de la inseguridad, de la duda constante, la indecisión y el futuro incierto porque el cine no puede mantenerse al margen de su tiempo.

Para el ámbito artístico (y en lo que a moda se refiere, puesto que estamos en TrendsLab), se trata de un reto poder seguir innovando dentro de lo que son aparentemente historias clásicas y no caer en tópicos. Y a la vista está cómo cada versión a logrado unos looks y estéticas nada esperados ni convencionales, lejos de las ilustraciones infantiles nos muestran este aire más gótico y en ocasiones de terror. Una vez más podemos comprobar como cada arte es en cierto modo coherente con los otros y reflejo de la situación social con la que convive, también el cine.

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