The Artist y el no estar de moda

En otras ocasiones hemos contado con la colaboración de Tony y hoy, una vez más, nos dedica un nuevo post con la idea de unificar los éxitos de la cartelera y transmitirnos que... NO ESTAR DE MODA ESTÁ DE MODA.

FOTO: The Artist, una película que no os podéis perder

En un mundo de rebaños, es natural que haya más ovejas que pastores. Todos somos ovejas en cuyo interior se esconde un pastor agazapado, esperando la ocasión de liderar y descubrir nuevos pastos verdes e inmaculados. Pero llegar hasta ellos siempre implica un riesgo: hay que alejarse del rebaño, y en el camino podemos despeñarnos por un precipicio. Pero para bien o para mal, ese es el único camino que existe para alcanzar la gloria. Lo sabe el mundo de la moda, y lo sabe muy bien Hollywood.

Crear moda, crear éxitos, implica arriesgar, y el miedo al fracaso es lo que paraliza a la oveja. En los tiempos que corren, hay demasiados lobos esperando a devorar a aquellas ovejas que osan salirse del camino. Pero la gran ironía es que para crear moda, para estar de moda, hay que salirse de la moda, del circuito, de lo que todo el mundo está haciendo. La piedra de toque vendría a ser algo parecido a un “¡Estás loco! Pero si eso no está de moda”. Estas palabras, curiosamente dichas por alguien que quiere nuestro bien, es la clara indicación de que te has salido del rebaño, y de que con un poco de suerte, vas camino de encontrar el dorado, y convertirte en lider capaz de crear moda, o de estamparte contra el fondo del precipicio…JK Rowling no se estampó. Cuando los lobos enseñaban los dientes y aullaban que los niños no leían, que a los niños no les interesaba la magia ni los mundos de fantasía, ella se atrevió a rellenar más de trescientas páginas con las aventuras de un niño llamado Harry Potter.

FOTO: cartel publicitario de 'Harry Potter y el prisionero de Azkaban'

El resto, como se suele decir, es historia, pero cuando llegas a  la cumbre, nadie se acuerda de los momentos pasados en soledad, contigo mismo, pensando…  creando lo que más tarde será moda. Es el precio del pastor.

FOTO: Cartel publicitario de la película

The Artist tampoco se ha estampado. Y a priori tenía todas las papeletas para hacerlo. Porque a ver, seamos francos- En plena era del cine 3D, en la que Hollywood nos ataca con originalísimas pero rentables segundas y terceras y cuartas partes, o con versiones descafeinadas de antiguos éxitos, o con efectos especiales sin mediar historia alguna ¿Quién se atreve –si no te llamas Woody Allen- a rodar una película en blanco y negro?...  ¿Y quién es el guapo que se plantea además que la película sea muda? ¡Muda y en blanco y negro! Eso es estar literalmente fuera de la realidad, lejos de este mundo. Pero hasta la fecha The Artist ha conseguido seducir al público de su país originario (Francia), encandilar a la crítica, llevarse el Globo de Oro a casa, e ir al asalto de los Oscars de este año, y de paso, de la taquilla global. Pero lo mejor de todo es que esta película ha conseguido que aquellos que se llenan la boca con “ Eso no es lo que quiere el público” (olvidando que el público no sabe lo que quiere hasta que no lo tiene delante de sus narices) se vuelvan a sus rincones oscuros a relamerse las heridas, esperando a que la próxima oveja que se atreva a desafiar las reglas elementales del marketing caiga en el abismo del fracaso. Porque para triunfar, no basta con ser pastor y atreverse a salirse del camino. Eso está bien, pero no es suficiente.

 

FOTO: fotograma de la película The Artist, un éxito en taquilla... ¿un éxito en los Oscars?

The Artist no ha triunfado por ser en blanco y negro y muda, sino por ser The Artist: una auténtica carta de amor al cine escrita por un espectador, capaz de homenajear  todos los géneros cinematográficos que alguna vez nos han hecho sentir que volábamos sin movernos de la butaca: la comedia, el drama romántico, el musical y hasta el  suspense (a través de la invisible mano de Hitchcock/Vértigo).

FOTO: otro fotograma de la película

El ojo detrás de la cámara de The Artist es un ojo apasionado por el mundo del cine, y esa pasión es la que junto a la osadía de querer ser pastor desafia a la moda para terminar convirtiéndose en moda. 

No basta salirse del camino y querer ser pastor: una oveja necesita la pasión por lo que hace, saber lo que hace y saber por qué lo hace. Nada más, nada menos. Y por supuesto, un poco de suerte. THE END

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