¿Y quién dice que la moda no es arte?

EL ARTE ES EL OBJETIVO DE MI VIDA

Mariano Fortuny Madrazo (1871-1949)

Foto: Autorretrato, años treinta. Emulsión de pigmentos de carbón, 30 x 24 cm. Museo Fortuny, Venecia

La exposición que acoge la Obra Social Caixa Catalunya en la Pedrera; presenta a un hombre polifacético porque fue innovador, entusiasta, creador e inagotable artista.

Nació en Granada (1871).

Hijo del archiconocido pintor catalán Mariano Fortuny Marsal.

Veneciano de adopción.

Proust se refirió a él como "el mago de Venecia".

Fue el hombre que sobresalió en todo lo que se propuso.

Tocó diversos artes como la pintura, la escenografía, la luminotecnia, la fotografía, el diseño textil y la moda, y en todos ellos se percibe su anhelo por alcanzar la bellaza a través del arte.

¿Su formación?

Como manda la tradición... (¡y con semejante padre!) estudió pintura y se interesó especialmente por los colores y el arte del grabado.

La fotografía le servía para captar las imágenes que posteriormente quería pintar.

Se interesó por el mundo de la escenografía y experimentó hasta finalmente conseguir revolucionar el mundo de los decorados logrando que los escenarios tuvieran profundidad y fueran infinitos. És lo que se ha llamado “sistema Fortuny”.

Foto: Gondolero en La Salute, 1900, Impresión moderna en gelatina de bromuro de plata a partir del negativo original, 21 x 30 cm. Museo Fortuny, Venecia

En 1889 se trasladó a Venecia que definió como símbolo de la belleza. Allí encontró un conjunto de lugares y personajes que le estimulaban la creatividad hasta límites insospechados.

En 1897 conoció en París a Henriette Adèle Nigrin su futura esposa, una mujer inteligente, culta y exquisita que se convirtió en musa y colaboradora.

Delphos. Después de 1910. Tafetán de seda rojo con cuentas de pasta vítrea de Murano, l. 146 cm. Museo Fortuny, Venecia

A los 35 años decidió dedicarse al diseño textil junto a Henriette. Contaba con la experiencia de creación de vestuarios artísticos, tenía conocimientos sobre las materias textiles gracias a una colección familiar de telas antiguas y que fueron punto de inspiración para sus composiciones cromáticas y lograr combinaciones armoniosas de estilos y épocas diversas.

Foto: Naturaleza muerta: los yesos del taller, 1939. Témpera sobre madera, 127 x 89 cm. Museo Fortuny, Venecia

Dominó a la perfección las técnicas de estampación textil, las revisó y modernizó (cuyo secreto guarda celosamente aún después de patentarla).

Sus conocimientos de los tejidos Pese le sirvieron para seleccionar las telas de mejor calidad como soporte de sus creaciones, utilizando siempre pigmentos y tintes naturales preparados por él mismo. Los años 20 son su momento de máximo esplendor que junto a Henriette empiezan a diseñar piezas de indumentaria y complementos.

Su primera creación el chal knossos una pieza de 4 metros de largo en los que sútilmente se enrollaban, seguidamente diseñaron el Delphos,(recordando a las diosas griegas) una sencilla túnica de tela plisada que cae libremente a ambos lados del cuerpo, adaptandose a la anatomía. El color de la misma solo se conseguía bañando manualmente la tela hasta en 15 tintes diversos para conseguir unos tonos e iridiscencias irrepetibles. Tenemos que pensar que entonces las mujeres llevaban los corsee, los meriñaques, e iban con ropa ajustada e incomoda.

El Delphos, que revoluciona el sector de la moda haciendo realidad la utopía de liberar el cuerpo femenino, es un icono únicamente para aquellas mujeres que por profesión, fortuna, o personalidad, se sintieron lo bastante libres como para desdeñar los convencionalismos morales de su tiempo.

Fortuny fue un hombre que a pesar de tener contrariedades (como con la primera y segunda Guerra Mundial) nunca se dejó llevar por la dificultad de los tiempos y fue innovando y experimentó siempre para crear nuevas "magias".

Cuenta la leyenda, que el día después de su muerte su mujer Henriette tiro todos los tintes por los canales de Venecia para que nunca pudiesen ser copiados.

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