sábado, 15 de mayo de 2010

En buenas manos

En una semana en la que nos hemos detenido en la parte más física de la moda y hemos hablado desde la “corporalidad”  hasta la nutrición (con post de lo más dulces, por cierto), hoy vamos a hablar de una parte de nuestro cuerpo que refleja de nosotros más de lo que nos podemos imaginar: 
¡¡¡las manos!!!


Las manos hablan por sí solas, reflejan de modo especial aspectos de nuestra personalidad, de manera más elocuente que nuestras palabras o nuestros gestos: cómo nos cuidamos, si damos importancia a los detalles, nuestra capacidad de dominio... porque esto sí que es una máxima: ¡nunca uñas mordidas!


Podemos ir vestidas con ropa “high level” e impecablemente peinadas, pero si unas manos están sucias y descuidadas, transmiten la idea de que su dueña no es del todo “exquisita”, por mucho que se adorne con objetos que sí lo son. 



Queremos ofreceros otra visión de lo que las manos suponen en el conjunto de la persona, no sólo desde un punto de vista físico, si no casi filosófico.
Andrea, una amiga estudiante de Humanidades, se ha encargado de esta colaboración de hoy. Después de leerlo seguro que no nos quedarán dudas de la importancia de cuidar esta parte duplicada de nuestro cuerpo.
FOTO: detalle de la creación de Miguel Ángel

Si encuentras a un conocido a cierta distancia es posible que en lugar de llamarle por su nombre levantes la mano en gesto de saludo. Uno puede pensar que es más fácil levantar la mano que el pie, pero el hecho es que en ese momento la mano es tu signo de identidad y de representación, ¡eres tú!
El filósofo griego Anaxágoras dijo que “el hombre es inteligente porque tiene manos” y tampoco es casual esta observación porque el hombre, el ser más necesitado, insuficiente y torpe al nacer no llega a adquirir una capacidad tan específica como el resto de animales con sus alas para volar, aletas para nadar o potencia para correr, pero tiene una “herramienta” que le permite abrirse al mundo.
Esta apertura al mundo significa que las manos no tienen ninguna utilidad determinante pero con ellas el hombre puede crear, articular un lenguaje, acariciar, elegir, abrazar, escribir, recorrer el mundo de los “tactos”, de las formas, sondear el espacio... ¡descubrir la cara del otro! En otras palabras, es a través de las manos que el hombre reafirma su libertad ante el cosmos porque su actuación no es la consecuencia de sus impulsos, sino de su elección: uno puede hacer lo que quiera con sus manos. 
La mano de Dios, Rodin


“La mano es al cuerpo lo que el cerebro es al espíritu”, la mano es la continuidad silenciosa de nuestros gestos, la presencia sólida de quien nos acompaña, la frontera cerrada de dos que pasan a ser uno cuando entrelazan sus dedos, “las manos son casi seres vivos... dotados de un espíritu libre y vigoroso, ...” (E. Focillon)
En la cultura china la palma de la mano es el tigre y los dedos el dragón. El dragón que es la cabeza, la parte racional, puede alcanzar al tigre que son los sentimientos, la parte afectiva, pero no al revés. Así, haciendo esta división mítica, se dice que dependiendo de tu parte dominante puedes saber cómo eres: tus manos, que también pueden ser cuenco si las juntas, pueden cerrarse y hacer que el dragón alcance al tigre, es decir, que tu cabeza acoja a tu corazón.
En otras culturas se ha dividido la palma de la mano en montes, líneas, dioses, representación de la vida y personalidad. Se podría hacer el giro y decir “dame tu mano y te diré quién eres”, no por determinismo, sino como espejo cuando uno se mira, sabiendo que la cara siempre va antes. Nuestras líneas, son como ríos: nacen, mueren, desaparecen, se entrecruzan, se cortan. Mírate la mano, búscale un sentido, mira cada raya como si fuera un signo… luego tal vez vuelves a cerrarla porque ciertamente sólo imaginárselo es situarse en el espacio grandioso de los misterios de la vida: conócete a ti mismo.
La mano recibe muchos elogios, ha recogido muchas vidas y acompañado muchas muertes. Si oigo “pongo la vida en tus manos” pienso ¿acaso puedo recogerla? O si digo entregar la mía ¿podrá ser una custodia suficiente? “Todo lo genera: el absoluto de su puño cerrado y la nada de su cuenco vacío” (E. Focillon). 
La mano también viste, crea moda, desnuda y vuelve a vestir. Si te pudieran conocer a través de tu mano quizá la cerrarías, la vestirías, la cubrirías como algo sagrado cerrando los dedos. Así las tendencias cubren incansablemente el cuerpo, como dedos que cierran la palma de la mano.
Así, hoy nos despedimos con un buen apretón de manos y por supuesto…
Keep Trending!!!

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